“Si pudierais doctor, examinar la orina de mi país, encontrar su enfermedad
y purgarle, para devolverle su estado de salud original, os aplaudiría "(1)
Demasiado tarde para el doctor,
doctor de doctores.
El diagnóstico será complicado.
¡Se beben tantos vientos,
para olvidar, para no sentir!
¡La purga!
Con esas amargas hierbas obscuras,
que brotan, en nuestros últimos pensamientos.
Todo debería ser, casi unánime,
evitando los atajos seductores,
y los bellos símbolos injustos.
Por eso, burlado ya Quijano,
¡Si vivieras Guillermo,
entre nosotros, con tu edad más poderosa,
“No
tan joven,
como
para amar a una mujer porque canta,
ni
tan viejo, como para enloquecer por ella
por
nada" (2)
nos darías el toque más resonante,
en
todas las puertas,
las acogedoras y las inquietantes,
que ante tu voz babeliana,
se abrirían en solidaridad,
piedad y lealtad,
ascendiendo los afanes,
de los más íntimo a lo más publico,
de mi país,
por encima de sueños y luchas,
lágrimas y celebraciones,
hacia el lejano horizonte,
de la imposible salud total.
(1) y (2) William Shakespeare
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