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10 de diciembre de 2019

En memoria

Del vagabundo, que murió mientras dormía, al derrumbarse en Madrid, el viejo edificio de Princesa esquina Alberto Aguilera, donde se eleva ahora, un almacén de Zara.
Fue,
hace muchos años,
el derrumbe, 
en el diario incontable, 
de lo perdido.

Dormía,
Quizás no despertó,
en esa pesadilla,
del viejo almacén agotado.
El estruendo en la noche,
tan lejano,
extraño y maligno. 

Su figura inerte,
en la deriva de los cuerpos,
de sus pertenencias, 
nada se dijo.
¿Sus vestidos?

Al entierro 
¿Cómo supieron?
Acudió
¿De dónde?
su hermano 


Al día siguiente, 
no hubo recuento.
Casi invisible,
el hueco en el paisaje,
para siempre,
fuera de cuadro.
El relámpago de su infancia, 
tan despeñada,
para nosotros,
común y doliente.

Ahora en la luz del ocaso, 
en el Parque del Oeste, 
me ilumina, 
la necesidad de contarlo, 
Y todavía,
no sé,

por qué.