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31 de marzo de 2014

Terraza

"déjame llevar esa vida sencilla ...... "
                                    
      

       En la luz, todavía, cierta densidad de polen moral.

Una brisa antigua, deshilachada ¿.El latinejo aquel, por donde va ?

Los horarios son una danza lejana

                        “Ultimo quejido sexual “

 En la planta cuarta, la de los geranios, del edificio , a espaldas de la terraza,
                                                                                              en la calle paralela.


                                     II 

    Nadie viste hoy con ropas  prestadas.

Víctor en su silla al fondo, su vaso rojo, como una cabeza de pájaro.
                                               El ultimo bebedor del pasado.
                        “ Las cosas hacen al hombre ,
                        lo que el hombre hace a las cosas “
Lleva un vestido vulnerable de enamorado, color crema.

 Sandra , su vecina de mesa , aparta en estos momentos , su silla riendo,
justo cuando comienza a gotear en pájaros y  hojas,

            “No ha cobrado nunca en su vida,
            aunque a veces la confundieron con una puta “

Susurró cercano, el abogado de la fatiga nacional,
Ivan , con sus sueños aburridísimos, en los que siempre hay un pozo.

(La terraza se va abriendo al azar)

A su lado, Ramiro, el diputado visionario escucha, atormentado y famoso
                        por ducharse vestido,
                        volviendo de votar en las Cortes,
embutido en su abrigo , con olor a lealtad?

Y le sueltan lo del poeta ingles, tan atildado como Fujita :

            “Fornicaste una vez muy lejos de aquí,
            pero no importa ,

            porque ella ha muerto “

¿Es el mismo, o ha hecho lo mismo?

Fujita, con su voz chillona, de generación.

“Déjame llevar esa vida sencilla, a la que aspiro “   

Ella, Cristina, posaba burlona, en una intensa
intimidad con sus antepasados


                     III    

   
  ¡Julia¡

¡Su rostro es tan claro ¡ ¡Sin ninguna interrogante¡
Todavía no conoce a Víctor
¡Que odisea, de tu mesa a la suya¡

Su luminosidad, arrastra las voces insignificantes,
que no llegan al camarero, y
 en un susurro melódico ,
repiten y repiten las frases más distintas,
en una cadena, que a todos envuelve.


Una palabra queda suelta,
Y como una víscera, resuena luminosa,
Y queda en el aire,
por algo,
por algo unánime.


PIEDAD?
Unánime