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22 de octubre de 2014

Terrazas II

“Los colores de Víctor para la infancia de Don Quijote “



Falta la estatua, pero
todo está en armonía,
con la fecha .


Sobre David
en la mesa central,
el vibrante grillo de los alisios ,
y toda la terraza al compás,
de ese sonido gozoso ,
gira hacia creencias y consecuencias ,
mas pacíficas .

Al final David proclama,
con voz de gremio :

“Todo el que se ha vendido,
querría volver a comprarse”

“Tengo mis dudas “opina Mario,
con rencor de herencia , venido de Silos,
tras una semana de silencio ,
la letanía ahora lejana,
su voz , todavía sin curar,
y su silla, la mas hundida ,
por las deudas

Julia a su lado,
absolutamente sentada,
con su ropa de gloria
               en blanco y negro,
como su jubiloso café humeante
                le escucha ,
pero ya no soporta , una confidencia mas.


Víctor, no lejos,
en diagonal al sur con Julia.
(la geometría nos traspasa)

Los colores de su pintura,
descienden a su chaleco
irradiando a los vecinos ,

Enseñaba sus trabajos a Ernesto,
filosofo que todo lo abreviaba,
apretando ideas y vísceras.


En la primera lámina, Víctor murmura,
“Son de la infancia de Don Quijote “
“Aquí comiendo bajo el molino “
¿Y esa niña que juega con él “
“No se, cualquiera “


“¿Porqué has pintado esa música? “
“¿Cuál? ¿La fanfarria? “

“Todo el mundo la oye “

                                         (¿Sigue el grillo ¿ )

Todos han girado la cabeza,
Y algunos, comienzan a levantarse.


Irradiando a sus vecinos el rojo burlón, cruzado en verde con el amarillo protector, 
hasta envolver todos los rostros en la serenidad