¡Mi voz
es un idioma,
tan diferente
del tuyo!
Por eso,
repitiendo
tus confidencias
Y recuerdos,
oíste un mundo
tan distinto,
Y sentiste
en mi tono,
cuan feliz fuiste,
en aquellos años.
Con agradecimiento a Delphine Horvilleur “La rabina laica”