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22 de julio de 2022

Un Don


             Federico llenaba

un vacío de la Biblia,

el de la risa.


Se reía religiosamente,

con tal intensidad,

que consolaba 

al instante, 

en los duelos,

las penas,

más devastadoras. 

Nunca supe su secreto,

Si era un don, 

o una inocencia

muy combativa.

Nunca vaciló, 

en la risotada,

hasta el final. 


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