¿Por qué no pintáis,
esculpís,
escribís,
habláis,
del ya viejo,
Pinocho?
¡Son tantos,
Los que sienten,
que sus cuerpos,
que ni tocan,
ni son tocados,
van encarnándose,
poco a poco,
en madera sufriente,
casi crepitante,
en el bronco deseo,
del bosque mágico.
Por eso,
las brujas jóvenes,
en la noche…
¡Por eso!
¿Por qué no...?
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