En casa éramos tan
pobres, que en Navidad, nuestro padre salía a la azotea, daba dos
tiros al aire, y volvía diciéndonos
“Santa Claus se ha suicidado “
¿Cómo pelearía un hombre, con un padre así ?
Ahí lo tenéis, a Jack
La Motta, “El Toro del Bronx “
Siempre al
ataque (1)/ pues exuberante o dañado,
sabe lo
corta que es la noche.
Sobre todo la de aquel verano del 42, nació el paso a dos
Robinson/La Motta (2)
No hubo una lucha igual,
de un hombre contra otro.
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El dúo |
No hubo una lucha igual,
de un hombre contra otro.
En finta rapidísima, la Motta salta de su balanceo agazapado y entra en la guardia de Robinson , que retrocede y de repente :
Aparecen
tres izquierdas de éste,
La Motta
hacia atrás
las va
esquivando, una detrás de otra,
con su
juego de piernas y giros de cuello
No solo se crecía al castigo con su mandíbula de granito,
el salvaje La Motta, era también un perfeccionista
incansable (3)
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(1) Von Clausewitz señalaba que la energía desplegada en atacar,
es algo mas de siete veces y media superior, a la que requiere para defender . El se refería a los ejércitos, pero
sin tanta exactitud, podemos decir que Jack se desbordaba vitalmente en el
ring.
(2) Ambos tenían en aquel verano veintiún años. De 1942 a 1951 se enfrentaron
seis veces , Robinson ganó cinco de las peleas , pero excepto la ultima, todas
acabaron siendo muy reñidas .
(3) Capriano , su entrenador , no había conocido nunca un
boxeador con la intensidad de la Motta para entrenar . Un solo golpe, el recto
de derecha, lo fue perfeccionando día a día, y hasta transcurrido año y medio,
no se dio por satisfecho.
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¡ Ah ocho kilos y medio de peso, concedió el gran Robinson
al gran la Motta ¡
¡
Que nos diga Shylock
Lo que vale eso ¡
La victoria llega a la una, siempre nocturna y en Detroit , un año mas tarde 1943, “el ring del viejo granero rojo “.
El
ring flota en la luz,
ya
sin geografía,
siempre
el mismo.
Después de más de cien combates, Robinson baja vencido. En
el octavo asalto le salvó la campana
Entre
el griterío
Se
filtró /una voz rota y fiel
Robinson : “El primer gancho de izquierda me conmocionó, y
así iba a ser la noche .”
Jack fue feliz, siempre con su furia y sus sospechas del
destino.
1951 La masacre .
Venía en discreto declive. Sesenta millones de espectadores televisivos
compartían la lucha. Hasta las civilizaciones sudan.
¡Diez
segundos por los muertos en Corea ¡
Casi
lo que tarda Robinson ,
en
aplicarle el primer gancho en corto.
Seguirían
muchos, hasta romperle.
La paliza fue
tremenda,
y el
declive total
No tenía porque pagar un precio, pero su tremenda
resistencia al castigo ,se amplió a todos los campos de la sobrevivencia.
Siempre
que descendía de un ring,
le
acogía una mujer,
muchos no olvidamos , en esta pelea
a la bella
Vicky/la verónica rubia.
Robinson murió hace casi un cuarto de siglo, no fue nunca un
viejo, pero vivió la final solo y desvalido
La Motta es un anciano de noventa años que se acaba de
casar,
Fiero
y con sorna,
cargado
de golpes y campanas.
A veces boxea con su sombra,
ya un segundo individuo en su vida.
A veces boxea con su sombra,
ya un segundo individuo en su vida.
¿Por qué solo en inglés, hay una palabra especial para los luchadores ancianos?
LIFERS
Contempla
su retrato,
Y
quizás lo entiendas.
Feliz
Navidad Jack