“Amando a las rosas ayudo a los armenios”
La Señora Dalloway de Virginia Wolf
Es tal,
el encantamiento,
de tu delicadeza,
que llegamos
a creernos,
como enclaustrados
armenios madrileños,
el poder que proclamas.
Amar lo que puedas,
mejor si lo merece,
puede ayudarnos,
ante la impotencia reinante.
fundidos al dolor,
de tanto tiempo,
y belleza lejana.
También hemos soñado,
caminos y calendarios,
para llegar a un mundo,
como el tuyo,
con esa paz
de belleza,
dolorosamente efímera.
En ese pasado, que parecía:
“próximo, doméstico y cordial"
Parecía … entonces y ahora,
Hasta que desapareciste,
en tu rio fúnebre y plácido.
Tu enloquecida inmersión,
sobre nuestras venas palpitando,
en la corriente de tu mundo,
tan armenio como el nuestro.